El ruedo y la plaza de toros se convirtieron por unas horas en museo de vehículos con más de 25 años de matriculación, entre infinidad de modelos, marcas y épocas, destacando la presencia, un año más, de la Fundación Eduardo Barreiros, nombre clave en la historia de la automoción en España
Entre los premiados, y como el mejor restaurado, el SIMCA 1000 propiedad de Julián de Castro, quien igualmente volvió a prestar su total respaldo a esta importante cita que, ya de cara a la próxima edición, “buscará cobrar carácter nacional”, objetivo en el que el presidente del club organizador, Alberto Camarero, se muestra dispuesto a volcarse
Un soberbio Pontiac también se llevó trofeo como el más antiguo de los expuestos, recayendo el premio al más elegante en un flamante Nash y el de mejor conservado en un Mercedes 220 que se mostró “como nuevo”
En motos, la premiada como la más antigua fue una Guzzi del 56, mientras que el resto de recogimientos fueron para la mejor restaurada, una Bultaco 250, y para dos Harley Davison por su conservación y elegancia
Gran ambiente el vivido nuevamente en coincidencia con el último domingo de verano en Valdemorillo para vivir una nueva edición del Certamen de Coches y Motos organizado por Clásicos de Valdemorillo. Una cita tan participativa y vistosa que ya se prepara para seguir creciendo y cobrar carácter nacional, tal como señaló el presidente el club, Alberto Camarero, una vez comprobado el éxito de participantes que un año más selló esta edición. Y es que precisamente se celebraba en esta ocasión el undécimo aniversario desde que los Clásicos se pusieran en marcha como club con el objetivo de fomentar y acercar la afición por el automovilismo. Un reto que sigue sumando kilómetros al traer hasta el ruedo y el parking de la Plaza de Toros de La Candelaria a decenas y decenas de vehículos de todas las marcas, modelos y épocas para regalar al público visitante un viaje al recuerdo, acercando vehículos de todo tipo, utilitarios, deportivos, berlinas…mostrando sus chasis bien cuidados, sus motores a punto y sus ganas de seguir rodando por el asfalto o de mostrarse como las piezas de coleccionismo que son.
Algunos realmente únicos, devolviendo otros la imagen más familiar y hasta históricos, como el autobús que prestara servicio en la zona allá por los años 30 del siglo pasado, de la mano de la empresa Julián de Castro que ya daba servicio a los viajeros de esta parte de la región. Y también motocicletas y camiones. Valdemorillo volvió a acoger, por unas horas, un peculiar ‘museo’ donde curiosear y no dejar de sorprenderse.
Y haciendo valer una vez más su lema, ‘Motor, Sociedad y Cultura’, la Fundación Eduardo Barreiros, con su presidenta Mariluz Barreiros ante los coches que siguen arrancando la admiración como exponente del nombre que es clave en la historia de la automoción española, también se sumó a esta verdadera fiesta del motor, un acierto de certamen en el que ha volcado todo su empeño y esfuerzo el propio Alberto Camarero, a quien, como señaló la concejal de Promoción Económica, “desde el Ayuntamiento agradecemos el intenso trabajo realizado para que todo saliera sobre ruedas y esta gran y vistosa concentración de vehículos resultara nuevamente un éxito”.
Y como broche de jornada, los trofeos entregados por el alcalde, Santiago Villena, y la propia Pilar López Partida. Unos premios que, entre los coches, recayeron en el mejor restaurado, el Simca 1000 con el que también Julián de Castro quiso contarse entre los participantes, un Mercedes 220 como el mejor conservado, un más que elegante Nash y el soberbio Pontiac galardonado como el más antiguo. Ya en motos, el reconocimiento fue para una Bultaco 250, la mejor restaurada, dos Harley Davison por su conservación y elegancia, y una moto Guzzi del 56. En suma, en Valdemorillo los Clásicos siguen haciendo kilómetros, ahora rumbo a la siguiente edición.