Historia de Valdemorillo

Sumando tradición, forjando futuro, la Villa de Valdemorillo, de relevante pasado histórico, conserva el más puro estilo de pueblo castellano, reuniendo en su término un valioso patrimonio cultural. Esta realidad, además de su privilegiada situación, en la llamada Ruta Imperial, hacen de éste un lugar de interés turístico, digno de ser visitado.  A 38km de Madrid. Limita al norte con El Escorial, al este con Colmenarejo y Villanueva del Pardillo, al sur con Villanueva de la Cañada y Quijorna y al oeste con Navalagamella. Las aguas también arropan el enclave, pues al norte el está bañado por el pantano de Valmayor y el cauce del río Aulencia delimita este término municipal  por su parte este, mientras que el Perales lo hace por la oeste.

    Abarcando una superficie de 105 kilómetros cuadrados, y situado a 817 metros de altura sobre el nivel del mar, Valdemorillo goza de un clima serrano, si bien queda protegido de vientos excesivamente fríos por la muralla que forma el macizo de Guadarrama. Un aspecto más que otorga atractivo al municipio, al que se puede llegar por la autopista A-6, tomando la salida de El Escorial para enlazar con la comarcal M-600. El trayecto por la M-50, desvío Majadahonda Sur-Boadilla del Monte, es otra de las opciones.

 El encanto de esta zona, que suma a sus buenas condiciones paisajísticas y medioambientales su variada oferta de servicios, sitúa a Valdemorillo en el grupo de municipios de la denominada ‘Sierra rica’. Y valiosa resulta igualmente su historia, encontrando los primeros datos de sus orígenes en los restos cerámicos encontrados en torno al Ausencia, río que marca la identidad local hasta el punto de haber sido la frontera natural donde se marcaba uno de los límites del Sexmo de Casarrubios al que perteneció en la época en que estas eran tierras segovianas.    

 

Y volviendo a los restos cerámicos encontrados, se cree que podrían datar de la Edad del Bronce, sumándose también al estudio del pasado local numerosos fragmentos de terra sigilata romana y de cerámica visigótica, hallados en torno a las calzadas romanas que continuaban en servicio en la Edad Media.

    En cuanto a la existencia de Valdemorillo, está documentada desde el año 1302, quedando citado en el Libro de la Montería de Alfonso XI (1342) el Val de Moriello como uno de los montes de la citada tierra segoviana. Varias son las teorías que se barajan sobre la fundación de Valdemorillo como pueblo, teorías que van desde el traslado de dos mártires cristianos a la huida de la peste de los pobladores de Valmayor. El vestigio más antiguo podría ser el muro visigótico de la cara norte de la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la asunción, del siglo VIII.

    A partir del siglo XV existe una mayor documentación sobre algunos pleitos mantenidos entre Valdemorillo y los lugares limítrofes y los repartos hechos por la ciudad de Segovia en los que Valdemorillo y su anejo Valmayor aparece ya dentro del Sexmo de Casarrubios. Tras la reconquista, los reyes Juan II y Enrique IV poseían palacios de caza y pabellones en Valdemorillo, abandonados en tiempos de los reyes Católicos. Felipe II también se fijó en Valdemorillo, eligiendo el lugar como residencia del príncipe Muley Xeque Xarife, exiliado de Marruecos durante su preparación para el bautismo como Don Felipe de África. Y es también en tiempos de ‘El Prudente’ cuando este pueblo alcanza su esplendor, al ser considerado antesala del Real Monasterio de San Lorenzo. De hecho, el 2 de febrero de 1575 se torna en fecha clave para este pueblo, a dar alojamiento a en este día a la comitiva que trasladaba los restos mortales del emperador Carlos V y de su esposa, la emperatriz Isabel de Portugal., así como de las princesas Leonor y María y de los infantes. La solemnidad de este hecho puede estar en el origen de tener el 3 de febrero, día de San Blas, como fecha clave en las Fiestas patronales de esta localidad. En tanta consideración tuvo Felipe II a Valdemorillo que otorgó el título de Villa, reconocido y ratificado por Felipe IV en 1628.

   Durante el siglo XVIII continúo siendo frecuentado por reyes aficionados a la caza.  Y, a mediados del XIX, destaca la instalación de la Sociedad del Aulencia, que fabricaría lozas de la mejor calidad de la época, incorporándose así Valdemorillo al movimiento industrial.

Entre los monumentos a visitar destaca la ya citada iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción, construida en 1601, cuando se remató la fachada principal en estilo herreriano, aunque, como ya se ha indicado, sus orígenes podrían remontarse al siglo VIII, como iglesia mozárabe. Hacia el siglo XII se levantó una torre de defensa aneja, en lo que ahora es la parte este de la iglesia. Es la torre que figura en el escudo de Valdemorillo rodeada por siete estrellas, representando éstas las siete ermitas que tuvo la parroquia. En el siglo XIV se elevaron sus muros y se convirtió en campanario. La Casa de Cultura Giralt Laporta fue inaugurada el 14 de mayo de 1999, siendo igualmente un edificio singular, al estar construido alrededor de los tres hornos de la antigua fábrica de lozas Falcó y Cª, que luego pasaría a manos de quien hoy cede precisamente su nombre a este centro cultural.

    Las ermitas de San Juan y Valmayor, la antigua cueva de caolín, convertida en la Cueva Museo de Cerámica y Vidrio de Valdemorillo (CUMVAL), la calle Balconcillos, una de las más típicas de la localidad y que lleva al paseante a las puertas de la iglesia parroquial, la Plaza Ana de Palacio y los numerosos blasones y otras muestras que aún lucen en fachadas y muros de las antiguas posadas, así como la Fuente del Caño y los antiguos lavaderos, son otros puntos de interés en el recorrido por Valdemorillo. Sin olvidar, tampoco, infraestructuras más modernas que amplían el horizonte la oferta lúdica y cultural de esta población, como la Plaza de Toros cubierta de La Candelaria, concebida como recinto multiusos, y la ‘macro biblioteca’ municipal María Giralt, con más de 1.200 metros cuadrados de salas y dependencias abiertas al estudio, la consulta y el desarrollo de talleres, exposiciones y demás actividades destinadas a impulsar el mundo de la lectura, acercándolo a todos los públicos.

Pueblo rico en tradiciones y costumbres, sus fiestas tienen un marcado acento popular. El 2 y 3 de febrero se celebran las fiestas patronales de la Candelaria y San Blas, fiestas que se prolongan durante días y que incluyen la feria taurina con la que tradicionalmente se abre la temporada. La romería de la Virgen de la Esperanza, en junio, es otra tradición de gran arraigo local, al igual que el acto que la precede el último domingo de abril, cuando vecinos del pueblo acompañan la venerada talla de la Virgen hasta el pueblo, siendo recibida en la Plaza del Cristo por la imagen de San Isidro, junto a la que completa el recorrido hasta entrar en la iglesia parroquial con las últimas luces del día.