El proceso “se ha seguido respetando en todo momento las indicaciones de profesionales en la materia”. De hecho, un veterinario especializado en grandes felinos se encargó directamente de dar captura a los animales “sin hacerles ningún daño”
De este modo, y como se destaca desde las concejalías de Medio Ambiente y Seguridad, “hemos actuado en favor de la seguridad de las personas que pasean por este conocido paraje al tiempo que se logra mejorar las condiciones de vida de esta media decena de canes”
Las Aguas, nombre con el que se conoce el paraje donde se localizan los antiguos lavaderos y que incluye también un tramo de vía pecuaria, vuelve a ser un espacio libre de riesgos tanto para transeúntes como para sus mascotas. Porque, aunque se hubo de dilatar en el tiempo por la complejidad del terreno y el número de ejemplares, el dispositivo especial organizado por el Ayuntamiento de Valdemorillo con el objetivo de poner fin a los peligros que representaba la presencia de una manada de mastines asilvestrados en este punto del municipio ha dado ya resultado, y días atrás cinco de estos canes han pasado a disposición de la Protectora que a partir de este momento se hará cargo de su rehabilitación.
Iniciado ya a finales de septiembre, cuando se alertó de la presencia en el citado lugar de estos perros, este proceso destinado a su captura, “a fin de evitar ataques u otras situaciones que pudieren entrañar algún tipo de peligro”, se ha seguido con especial “rigor, cumpliendo escrupulosamente las indicaciones de expertos en la materia, y actuando con total respeto hacia los propios mastines, que en ningún caso han sufrido daño alguno”. Así lo explican los concejales de Medio Ambiente, Rosalía Díaz, y Seguridad, Miguel Partida, destacando las importantes aportaciones del personal veterinario consultado. De hecho, y como también confirman, “finalmente fue un veterinario especializado en grades felinos quien realizó personalmente y con gran acierto todas las capturas”.
Un llamamiento a la responsabilidad de los propietarios
El caso planteado por el comportamiento asilvestrado de estos mastines lleva al Ayuntamiento no sólo a mostrar “que estaremos vigilantes para tratar de evitar que se repitan situaciones como éstas”. Sirve además de base para lanzar un nuevo llamamiento a la responsabilidad que tiene todo propietario de perros u otros animales, “la obligación de identificarlos y cumplir con los protocolos veterinarios obligados, así como el deber de alimentarlos y procurarles las mejores y más dignas condiciones de vida, e igualmente el cuidado y atención que evite que el animal se vuelva agresivo y termine representando un verdadero peligro para los demás”.